Matarraña, zona semiafótica

El río Matarraña a vista de pez

Tramo alto Matarranya

 

El río Matarraña a vista de pez, las mil caras de un mismo torrente.

(Primera edición*)

 

Pocos hábitats podemos encontrar en la Península Ibérica con tal riqueza ictiológica. De hecho, al Matarraña (Matarranya) se le considera el segundo río español con mayor biodiversidad de peces, todo ello sin contar con las numerosas nuevas incorporaciones que lejos de enriquecerla, la ponen en riesgo.

 

Dónde estamos?

 

Parrizal. Ortografía ICCEstamos en el límite sudeste de la provincia de Teruel, en el macizo de los Puertos de Beceite (Els Ports), una mole cárstica a primera línea de mar que hace elevar súbitamente las masas de aire húmedo provenientes del mar que ya han atravesado el Delta del Ebro. Tal choque propicia frecuentes tormentas torrenciales de carácter muy irregular que descargan en la vertiente noroeste de la sierra.

Para situarte, clica aquí>

 

Por qué aquí?

 

La acidez de la lluvia erosiona químicamente la caliza y las fuertes avenidas de este tipo de episodios arrastran los sedimentos contribuyendo a la transformación del terreno que aquí se muestra torturado por numerosos barrancos que alcanzan los cuarenta metros de altura en El Parrizal. Una hendidura de tan solo unos escasos tres metros de anchura de cauce donde la catástrofe es rutina y en la que muy raramente penetra la luz. Aquí nace un río con mil caras:

 

Matarraña, nacimiento en El Parrizal
© Ortografía cortesía de ICC. Foto RCG

 

Y no es casual. La gran variedad de paisajes va a venir determinada por la compleja orografía que acabamos de comentar, la tremenda irregularidad de las lluvias y los constantes cambios en la penetración de la luz, factor este esencial que determina dónde hay clorofila y dónde escasea y principal responsable del color y la biodiversidad en un paisaje subacuático. Si a esto le sumamos el contraste de unas aguas inmaculadas en plenos parajes semidesérticos enseguida nos haremos una idea de lo interesante y hermoso que resulta este lugar.

 

Nacimiento en penumbra…

 

Matarraña, nacimiento.
© RCG. Zootecnia doméstica. CCBYSA4.0

Estamos en El Parrizal en pleno mes de agosto, uno de los más secos hasta aparecer las primeras tormentas. Como todo cauce cárstico, esconde parte de su caudal bajo tierra.

Dada la irregularidad de las lluvias, determinar el nacimiento resulta difícil. Al final de este tremendo corte río arriba, coinciden una serie de vertientes que recogen las aguas, cuando las hay. Aunque el Matarraña transcurre todo el año, en épocas de sequía emerge en tramos inferiores.

Estamos en su zona más alta y habitualmente tan solo conserva agua en algunas pozas. Un lugar peligroso en caso de tormenta pues las avenidas pueden atraparnos en segundos y el nivel de las aguas en puntos angostos puede ascender varios metros en minutos: Cuidado, sobretodo en primavera y otoño.

Un pequeño y profundo valle intenta abrirse camino entre fallas que lo estrangulan intermitentemente. Aquí la luz aparece y desaparece como las aguas y lo hace en función de la época del año y la hora del día. Esto transforma el paisaje drásticamente.

 

Las pozas afóticas

 

icono_BIOEste es un biotopo temporal que se manifiesta en épocas de escasez de agua. En estos momentos es pobre y eutrófico pues la calidad de sus aguas estancadas se deteriora progresivamente.

Dada la falta de luz, son pocas las algas que cubren las superficies. Presentan tonos pardos a falta de clorofila pero permiten la supervivencia del escaso zooplancton, numerosos moluscos acuáticos, larvas de insectos e incluso anfibios como Bufo bufo. Tan solo algún pez atrapado intenta sobrevivir (Barbus haasi)

 

Matarraña, balsa afótica
© RCG. Zootecnia doméstica. CCBYSA4.0

 

Las aguas permanecen frías incluso en pleno verano y esto, junto con la escasez de algas ralentiza el desarrollo de las larvas de sapo común que ahora ya aparecen recién metamorfoseados por doquier. Caminar alrededor de estas pozas es un conflicto si no queremos pisar alguno…

Juvenil Bufo bufo (10mm)
© RCG. Zootecnia doméstica. CCBYSA4.0

Matarraña, Bufo bufo adulto
© RCG. Zootecnia doméstica. CCBYSA4.0

Dada la penumbra, es fácil encontrar en pleno día a los padres de las criaturas, algunos de un tamaño considerable. El de la imagen derecha duplicaba mi puño.

Los caracoles acuáticos sobreviven pese a la escasez de algas y las larvas de mosquito tal vez el invertebrado más numeroso.

 

Matarranya, moluscos en zona afótica
© RCG. Zootecnia doméstica. CCBYSA4.0

 

Conforme descendemos, las pozas aumentan en tamaño y profundidad y en algunos puntos aparece y desaparece el arroyo: Ya tenemos renovación de agua aunque sigamos en la «zona oscura». Esto permite la supervivencia de los peces que esperan tiempos mejores. Disculpad la calidad de la imagen pero la falta de luz y mi falta de pericia, pues eso:

 

Barbus haasi en pozas afóticas, Matarraña.
© RCG. Zootecnia doméstica. CCBYSA4.0

 

Pariente cercano de Barbus meridionalis y tan robusto como él, Barbus haasi (Barbo culirroyo) predomina en estas zonas extremas tan solo aptas para supervivientes durante esta época del año. Este es el primer pez que encontré en el tramo alto.

 

Austropotamobius pallipes, en algún remoto curso secundario...
© RCG. Zootecnia doméstica. CCBYSA4.0

Y es el momento de presentar a un protagonista legendario en serio peligro de extinción. Tan solo pude observar uno y esta imagen es de archivo (Pertenece a otro lugar) pues me resultó imposible fotografiarlo.

Relegado a las cabeceras de aguas limpias de algunos arroyos en los que todavía no habitan los cangrejos americanos invasores, todavía puebla este río bajo tutela de la administración.

El cangrejo ibérico (Austropotamobius pallipes/italicus) cuya identificación y taxonomía está en permanente entredicho, es una joya hoy escasa a causa del hongo que provoca la afanomicosis del que son portadoras las especies norteamericanas que ya invaden la mayor parte del país.

La presencia de esta especie por sí misma ya otorga un especial interés y protección al Matarraña.

 

Un poco de luz…

 

Como decíamos, el valle intenta ensancharse y en aquellos puntos en que lo consigue, ya recibe cierta insolación: Aparecen los colores a merced de la clorofila coincidiendo con una discretísima corriente de agua intermitente que aporta una transparencia al agua que cualquier fotógrafo aficionado como yo agradece.

Una imagen general que ilustra los cambios de luz y como afectarán al medio acuático. Seguimos en la zona oscura pero esta vez en semipenumbra (Primer plano)

 

Matarraña.
© RCG. Zootecnia doméstica. CCBYSA4.0

 

Y para hacerse una idea, unos «splits» que dejan muy clara la aparición de algas cuyo color brilla por su ausencia pero que ya forman parte de un biotopo más diverso:

 

Zona semiafótica, Matarranya
© RCG. Zootecnia doméstica. CCBYSA4.0

 

Carófitas en ribera, musgos, helechos y algunas rastreras intentan reverdecer el paisaje terrestre, algo que no consiguen las algas en el medio acuático. La dureza de carbonatos disueltos en el agua y la aparición del escaso fitoplancton proporcionan al agua un tono turquesa característico de los ríos cársticos no contaminados:

 

Matarraña, zona semiafótica
© RCG. Zootecnia doméstica. CCBYSA4.0

 

Curso alto semiafótico

 

icono_BIO

Matarraña, zona semiafótica
© RCG. Zootecnia doméstica. CCBYSA4.0

Ya podemos diferenciar otro biotopo. En este caso lo podremos considerar como un río de caudal irregular pero ya permanente. Esto aumenta la oxigenación y propicia la presencia de zooplancton, invertebrados y vertebrados a merced de la aún discreta aparición del fitoplancton que sustenta el ecosistema y que se nutre de algunas horas diarias de luz solar.

Siguen dominando los Barbus haasi aunque ya podemos encontrar esporádicamente algún Barbus graellsi y más raramente Barbatula barbatula, que se hará frecuente allí donde el sol incida de forma directa, un kilómetro más abajo.

De hecho, originalmente este es el tramo de la trucha. Desconozco si todavía está presente pero no supe encontrarla…

No puedo evitar seguir mostrando el paisaje terrestre por su belleza aunque me provoca cierto conflicto. La presión turística empieza a ser insoportable y se beneficia del montaje de pasarelas que facilitan el paso.

Compatibilizar el desarrollo de la comarca y preservar el patrimonio natural es siempre difícil…

 

Nos sumergimos de nuevo. Un paisaje tenebroso en blanco y negro que durante unas horas recibe la luz del sol. Multitud de partículas sedimentadas que incluyen las agujas de los abetos ofrecen un fondo homogéneo en el que un cardúmen de Barbus sp. se camuflan de manera soberbia.

 

Barbus sp. Matarraña semiafótico
© RCG. Zootecnia doméstica. CCBYSA4.0

 

Sustrato de guijarros calcáreos
© RCG. Zootecnia doméstica. CCBYSA4.0

Con todo, ya aparece algún matiz verdoso en las rocas: La clorofila comienza aquí a transformar el paisaje y en breve será la protagonista.

Aunque los limos y las algas lo cubran todo, tan solo hemos de fotografiar aprovechando el bajo nivel de las aguas cualquier playa en estos momentos emergida para constatar la composición del suelo: Rocas, guijarros y ahora ya hasta arenas de naturaleza calcárea y erosionadas por el agua.

En adelante será difícil observar la naturaleza geológica del suelo en las zonas sumergidas.

 

Y se hace la luz!

 

La garganta decide abrirse dando paso a un valle luminoso en un momento delicado para el río. El caudal es ahora mínimo, la concentración de nutrientes y peces muy alta. Ha transcurrido casi todo un verano en el que ha llovido poco y en cuestión de tan solo un centenar de metros encontramos un cauce amplio y poco profundo atestado de vida que espera ansiosamente una crecida:

 

Matarranya en llanura. Verano
© RCG. Zootecnia doméstica. CCBYSA4.0

 

icono_BIOEn la ribera y afloramientos aparecen los juncales, cañaverales e incluso grandes masas de berros o mastuerzo de agua (Nasturtium officinale) y en profundidad, grandes masas de algas filamentosas de un esplendoroso color verde que lo tapizan todo. Este es ya un biotopo muy familiar y común salvo por la alta densidad de peces que en estos momentos tiene que soportar y sobretodo, la alta diversidad de especies que aquí no pude documentar.

 

Barbatula barbatula. Lobo de río en el Matarraña.
© RCG. Zootecnia doméstica. CCBYSA4.0

La exposición solar es muy alta. La acumulación de nutrientes también. Esta eutrofización de la columna de agua se manifiesta en una explosión de algas que tiene sus ventajas pues es el hábitat ideal para especies hoy escasas como Barbatula guignardi (Lobo de río) y que dificulta la vida a Salaria fluviatilis (Fraile, blenio de río), entre otras.

Un extraño pez que permanece pegado al fondo y gusta de pastar entre las algas. Cuando te detecta, se desplaza con movimientos rápidos y muy cortos. Si consigue esconder la cabeza se da por invisible (Como aquello que cuentan del avestruz 🙂 ). Ciertamente, me alegró verlo pues era la primera vez y me recordó a Acantopsis dialuzona, una locha asiática común en el comercio.

En la imagen superior, dos ejemplares de Barbatula guignardi camuflados fenomenalmente a la espera de que me vaya…

 

Matarrana_chondrostoma_miegii_RET
© RCG. Zootecnia doméstica. CCBYSA4.0

Otra especie de la docena que pueblan este río es Parachondrostoma (Chondrostoma) miegii, conocido por madrilla. Aunque mantengo mis dudas sobre la identificación de esta especie, creo que es la que más se aproxima.

Se desenvuelve a media altura de la columna o en superficie en cardúmenes que pueden alcanzar el centenar de individuos. Prefieren las zonas rápidas, al menos en estos momentos de escasez de agua y resulta difícil sumergir la cabeza sin encontrar alguno…

En esta imagen de la izquierda ya podemos apreciar las grandes masas de algas filamentosas que lo cubren todo.

Y en esta otra, un cardúmen de madrillas a pleno sol:

 

Madrillas, Matarraña
© RCG. Zootecnia doméstica. CCBYSA4.0

 

Como muestra de ello, esta foto de un tramo fuertemente insolado que da fe de lo precario del caudal, apareciendo parte del lecho como playa e infestado de algas que llegan a emerger:

 

Sequía en el Matarranya
© RCG. Zootecnia doméstica. CCBYSA4.0

 

Luciobarbus graellsii. Barbo de Graells, Matarraña
© RCG. Zootecnia doméstica. CCBYSA4.0

Y es en algunas pequeñas pozas que conservan cierto caudal donde pude encontrar a otro integrante de la fauna piscícola de la zona. Muy esquivos y rápidos, estros jovencitos se apresuraban a esconderse bajo las rocas de cierto tamaño. No me fue posible pillarlos en actitud relajada.

Se trata de Luciobarbus graellsii (Barbo de Graells). Propio de la cuenca del Ebro, remonta el Matarraña con facilidad aunque aquí tan solo encontraremos ejemplares juveniles y los identificaremos por sus escamas y sus dos pares de barbillones desarrollados.

 

 

Y remataremos este incompleto paseo por el río con una estampa muy típica en los tramos medios de los ríos españoles. Una también jovencísima rana verde común (Pelophylax complex) entre las masas de berro o mastuerzo:

 

Rana sp., Matarranya
© RCG. Zootecnia doméstica. CCBYSA4.0

 

Continuará…

 

(Primera edición*): Tras un viaje de 360 Km, y a las 24 horas de llegar a la zona, el cárter de mi 4×4 decidió dar por finalizada una estancia de diez días que venía tiempo programando para el agosto del 2015. Una avería de tal calibre y en el típico mes de vacaciones me obligó a volver a casa a las 48 horas de haber llegado.

Todas las imágenes que documentan este artículo fueron realizadas en unas siete horas: La tarde de llegada y la mañana de la avería. No quiero pensar en el material que podría haber conseguido en una semana… Así que pueda, completaremos el tramo medio y bajo.

 

peligro iconoADVERTENCIA: Como en la mayoría de ríos mediterráneos sometidos a fuertes tormentas en primavera, verano y otoño, adentrarse en el cauce en zonas angostas es muy peligroso a causa de las súbitas crecidas. Hay que estar muy atentos a los pronósticos del tiempo, en estos casos se confirma que una retirada a tiempo es una victoria.

 

Textos e imágenes: RCG. Zootecnia Doméstica. CCBYSA4.0. Non commercial use. Attribution.

Publicaciones Similares