«High tech- low tech»
Aunque no soy muy partidario de los anglicismos, debo reconocer que estos términos se están abriendo camino a buen ritmo en nuestra afición en los últimos años. La traducción de «high tech- low tech» viene a ser algo como “Alta tecnología- baja tecnología”.
Dos prácticas fundamentadas en la ecología del acuario y pese a ello, de fácil comprensión. Para tratar este asunto deberíamos entender el conjunto del acuario como un solo organismo. Imaginémonos por un momento a un “bicho” llamado acuario que consta de diferentes órganos dentro de un mismo cuerpo, en este caso un tanque de vidrio. Todos ellos cumplen su papel y en vez de pulmones, corazón, hígado… pues les llamaremos peces, plantas, algas, invertebrados, bacterias, hongos, etc… cuyo medio común es el agua (Como lo sería la savia en un árbol, o la sangre y la linfa en un mamífero).
Curioso enfoque no? Pues este enfoque imaginario tiene la utilidad de que podemos aplicar conceptos propios de un organismo al conjunto de la vida en el acuario. Concretamente aquí hablaremos del metabolismo del “ente” acuario. La ventaja de este extraño símil es que no necesitamos ser limnólogos o ecólogos para centrarnos en el asunto. Y lejos de hablar aún de “cacharrería” (Accesorios, aparatos…) podemos ir directamente al origen de la cuestión.
Del mismo modo que nuestro cuerpo trabaja a diferente velocidad cuando corremos a coger un autobús que se nos escapa, que cuando estamos tumbados en el sofá viendo la televisión, en ambas situaciones nuestro organismo trabaja y con el todos nuestros órganos, pero lo hacen a un ritmo diferente.
Vayamos al grano y centrémonos en esa criatura llamada acuario. Concretamente en sus órganos llamados plantas y algas que aquí las equipararemos al “corazón” bioquímico del sistema. Cada planta tiene unos requisitos y entre ellos un ritmo de crecimiento óptimo que viene dado por el aporte de luz, gases, macroelementos, microelementos y minerales.
Si aportamos gran cantidad de luz de espectro adecuado (1w/l T5, 40Lum/l), nutrientes en cantidad pero en proporción equilibrada e inyectando gases (CO2) hasta verlas burbujear, les estamos obligando a correr una maratón permanente que se traduce en un crecimiento muy rápido que obliga también a correr al resto de órganos no visibles (Bacterias, hongos, invertebrados…) al producir mayor cantidad de biomasa residual y compuestos de desecho. Un hermosísimo acuario paisajista abarrotado de musgos y plantas que incluso tapizan el suelo burbujeando y nos infiere una sensación de paz o calma, en realidad es un “atleta” en pleno rendimiento y para que ello se produzca se requiere mucha tecnología añadida que proporcione esas condiciones. Es lo que llamaríamos un acuario “High-tech”:
Partiendo de un mismo tanque de 60 litros:
1- Iluminación: Pantalla de tres tubos T5 de 24w: 72w (1.2 w/l, 40 Lum/l).
2- Filtro de cascada simple con diferentes materias filtrantes.
3- Termostato-calentador.
4- Difusor de CO2 que viene conectado a bombona con manómetro y/o cuentagotas.
5- “Dropchecker” o test a tiempo real de concentración de CO2.
6- Reactivos de control de parámetros de NPK (Nitrógeno, fósforo y potasio).
Ni soñábamos con este sistema hace décadas aunque la adición de CO2 ya es antigua, ni los equipos ni sus accesorios estaban a nuestro alcance y el alumbrado pasaba por lámparas de vapor de sodio o mercurio a menos que cubriésemos la totalidad de su superficie con fluorescentes T8 sin exceder los 30Cm de columna de agua.
En el otro extremo, tenemos a un acuario sencillo. Menor dedicación. Con mayor presencia de plantas de crecimiento lento respecto a las veloces plantas de tallo. Una iluminación de 0.5-0.6 w/l T5 o unos 20 Lum/l. Un aporte de nutrientes mínimo pero equilibrado. Pocos peces y un sencillo filtro y sin más aporte de gases que el aire atmosférico con su composición original, vamos una sutil turbulencia de superficie complementada con el burbujeo del filtro. En definitiva, el acuario “de toda la vida” que teníamos hace unos treinta años… Pensar en tapizados o plantas que se salen del tanque era poco menos que improbable pero era eficaz, también equilibrado, requería mucha menos energía y por tanto resultaba más económico eso sí, aparentemente más “pobre”. Es lo que se conoce como “Low tech”:
Partiendo de un mismo tanque de 60 litros:
1- Iluminación: Pantalla de dos tubos T8 de 15w: 30w (0.5 w/l, 20 Lum/l).
2- Filtro biológico de placa asistido por compresor de aire. A falta de filtro mecánico, se debe sifonar regularmente pues realiza también esa función, acumulando detritus entre la gravilla.
3- Termostato-calentador.
Y poco más… Durante décadas se recurrió a este sencillísimo montaje de forma satisfactoria incluso en complejos proyectos de cría. De hecho, así se criaba todo hace treinta o cuarenta años!
En esencia, son dos filosofías, ambas correctas, dos velocidades con motores de diferente cilindrada y por tanto diferente consumo.
Pues la importancia de este tema radica en la concepción de nuestro acuario en el mismo momento de su compra. Me explico: Si nos atenemos a toda la información que hoy tenemos a nuestro alcance, a la hora de comprar un nuevo acuario nos vendrán a la cabeza cosas como “1w/l”, “…el filtro debe mover de 3 a 5 veces la totalidad del agua por hora”, “CO2 casero o de bombona?”, etc…
Cuidado! Si montas un “High- tech” sin CO2, sin controlar potasio, fósforo y nitrógeno para reequilibrarlos, fuertemente filtrado y poco plantado por aquello de la economía (Ya crecerán…), tendremos todos los números para conseguir una “centrifugadora de algas”!
Ir a “La colonización: El origen (Ciclado)“>
Ir a “Ciclo del nitrógeno” (El ciclado del acuario)>
Ir a “Las algas” (En obras…)
Estás en “High-tech, low-tech“
Ir a “Sistemas semiautónomos equilibrados“>
Ir a “Nuevas directrices: El acuario natural“>
Ir a “Biodiversidad en el gambario“>
Volver a “Ecología del acuario”<