La oxigenación
La inmensa mayoría de organismos vivos respiran oxígeno. Algunos, aunque no lo hagan, requieren de el para cumplir ciertas funciones metabólicas. El oxígeno forma parte de multitud de procesos químicos y bioquímicos que resultan imprescindibles para la vida. Nuestro planeta posee grandes reservas de este gas procedentes de la actividad biológica ya en sus orígenes. Forma parte de nuestra atmósfera y su mayor presencia se da en la biosfera. La creación del oxígeno libre procede de la descomposición de ciertas moléculas y en ello interviene el reino vegetal que no se limita únicamente a las plantas y árboles, el fitoplancton tiene un papel decisivo.
Derecha, arroyo de curso rápido de alta montaña. Bajas temperaturas y altísima concentración de oxígeno.
Nuestros acuarios acostumbran a padecer un déficit de oxígeno debido fundamentalmente a la bajísima proporción de plantas y algas productoras respecto a los organismos que lo consumen salvo excepciones como los acuarios de plantas también llamados “holandeses” en los que la presencia de peces es puramente testimonial, abundando durante el día y siendo desplazado por el CO2 durante la noche.
Oxigenar un acuario es sencillo y se hace de varios modos, a veces sin que lo hayamos previsto. La agitación de la superficie del agua por el impulso de los filtros ya oxigena. Bombear con un compresor es la forma más habitual de oxigenar un acuario y también existen otros mecanismos como el uso del venturi. Tenemos pastillas de oxígeno para los transportes y hasta compresores a baterías para casos de emergencia.
La capacidad del agua para retener el oxígeno en disolución disminuye conforme aumenta la temperatura. Un acuario de agua fría tendrá pues mayor concentración que uno tropical en igualdad de condiciones. Esto ha determinado evolutivamente las necesidades de los organismos en función de su hábitat.
Una trucha de alta montaña, animal fuertemente musculado, requiere altísimas concentraciones y cuando la introducimos en un acuario doméstico perece asfixiada antes de que la mate las altas temperaturas. Si habéis visto alguna vez un acuario de truchas en un restaurante observaréis una “bruma” de burbujas constante. Los arroyos de alta montaña mantienen una temperatura baja y los pronunciados desniveles que deben salvar fomentan una enérgica oxigenación.
Por el contrario, un pequeño estanque en medio de una selva frondosa y carente de vegetación por la falta de luz sufrirá las altas temperaturas tropicales y un nulo movimiento del agua. Sólo se oxigenará mediante la penetración de las gotas de lluvia en su superficie y su escasa vida será básicamente anaeróbica.
A causa de esta actividad bacteriana presentará en disolución moléculas y gases que dificultarán aún más su colonización, convirtiéndose en lo que vulgarmente llamamos “pozo negro” (Futura fuente de combustibles fósiles).
Hay casos en los que un exceso de oxigenación puede ser contraproducente. Los acuarios de plantas pierden el dióxido de carbono, fundamental para su desarrollo, si la agitación es excesiva y en un acuario convencional nuestras plantas detendrán su crecimiento manteniéndose estáticas. Esto se debe a que el intercambio gaseoso se produce en la superficie del agua en contacto con el aire y tiene su importancia. Un acuario marino requiere una aireación enérgica, más aún si es tropical.
Si os habéis fijado en la columna de burbujas de un marino, estas son muy finas y ascienden lentamente. La ascensión lenta se debe a la densidad del agua salada pero el tamaño de burbuja lo determina el difusor de aire. En estos casos se utilizan difusores de madera. Son cubos de madera muy porosos que debido a la alta presencia de capilares crean una burbuja diminuta pero ¿Qué importancia tiene?
Aparte de las consideraciones estéticas, un centímetro cúbico de burbuja oxigena mucho menos que ese mismo volumen repartido en muchas burbujas pequeñas, sencillamente porque éstas últimas presentan mucha más superficie de contacto agua – aire. Este concepto se fundamenta en la geometría y también se verá implicado en los materiales filtrantes. Encontrar el equilibrio no es tan complejo, una vez más, nos aconsejará la práctica. Arriba izquierda: Accesorios varios relacionados con el tema (Ver equipamiento-oxigenación).
Derecha: Filtro sencillo de agua para retirar las partículas de polvo del aire comprimido antes de ser introducido en el acuario.
Un acuario con carencia de oxígeno presenta un síntoma típico y es que la mayoría de los peces boquean persistentemente en la superficie como si estuvieran capturando comida en escamas. En un tanque con exceso de oxígeno las plantas no se desarrollarán pero cuidado, tampoco lo harán si no tienen abono o una luz adecuada, así que asegúrate antes de asfixiar a tus peces.
El CO2
Es el gas resultante de la respiración de los seres vivos pero tiene un papel fundamental en el metabolismo de las plantas. Estas se alimentan de el descomponiéndolo, aprovechando el carbono y liberando oxígeno mediante la fotosíntesis.
En un acuario de peces y alguna planta dispersa resulta injustificado su uso pero en los acuarios bien plantados u holandeses se hace imprescindible. Si aportar oxígeno pasa por ventilar aire atmosférico, en el caso del CO2 la cosa se complica pues nos vemos obligados a inyectarlo desde una bombona por medio de un difusor especial.
La bombona se regula con un manómetro de presión y debe ser sustituida cuando se agota. La medición de la concentración de este gas se realiza con reactivos o tester y el “dropchecker” que es un pequeño accesorio con ventosa que contiene una solución-reactivo cuyo color nos indica la concentración a tiempo real.
Existen sistemas computerizados que la analizan periódicamente e inyectan la cantidad justa en el momento adecuado y de forma automática. También existe un sistema casero de producir e inyectar CO2 en acuarios pequeños-medianos que ya comentaremos. La adición de O2 es incompatible con la de CO2 pues se produce el intercambio prevaleciendo el oxígeno. Es por ello que una agitación excesiva o un exceso de oxigenación liberará el CO2 que por otro lado estamos inyectando. Este es otro motivo por el que un acuario de plantas muy fertilizado no admite todo tipo de peces y en menor proporción.
Ozono
Cuando ionizamos el oxígeno (O2), lo convertimos en ozono (O3). Este gas tiene la particularidad de tener una capacidad oxidante muy superior y se utiliza en los espumadores de proteínas para potenciar la oxidación en estos aparatos. Para producir ozono se recurre a los generadores de ozono también llamados ozonizadores.
Este tema está relacionado en la práctica con “Oxigenación-aireación“>