Riera de Biaña
Riera de Biaña (Bianya)
Un lugar privilegiado en el que la presión agrícola e industrial apenas tienen presencia. Frondosos bosques mixtos que albergan pinares y hayedos tapizan los rincones altos del Valle de Biaña (Vall de Bianya). Un clima entre atlántico y continental con estaciones marcadas y alta pluviosidad que provoca la aparición de cursos de agua por doquier. La irrigación de este complejo valle está a cargo de numerosas torrenteras entre las que destacan las rieras de St. Ponç, Sta. Llúcia de Puigmal y del Farró entre otras que conforman en la llanura la riera de Bianya.
Están a la orden del día los amaneceres brumosos cuya niebla queda retenida entre los frondes sin cesar en su empeño hasta haberlo mojado todo.
Aquí todavía no lamentaremos la presencia de tapices de algas filamentosas que pongan en evidencia desequilibrio alguno y como novedad, tal densidad de vegetación impedirá en numerosos puntos y de modo permanente el acceso de la luz al lecho en un bellísimo contraste que nos evocará exóticos parajes subacuáticos ya conocidos.
Creo que en esta página, aquellos que me preguntaron hace más de una década el motivo de mi éxodo de la gran urbe encontrarán algunas respuestas …
El papel de la luz: A todo color…
Todavía no se trata de un bosque de galería o ribera propiamente dicho. Aquí los arroyos se integran totalmente en una selva impenetrable propiciada por unos fuertes desniveles encastados en hayedos centenarios. Tal maraña vegetal dificulta el remonte del curso considerablemente y en este caso la inaccesibilidad además de preservar el medio de la presión humana, también lo oculta parcialmente del impacto solar, fragmentando el tramo a efectos ecológicos de un modo tan drástico como llamativo.
La pureza de las aguas, faltas aún de nutrientes pero cargadas de la materia orgánica que río abajo los producirán, permite una gran visibilidad solo perturbada por una fuerte crecida o el baño ocasional de una piara de jabalíes.
De esto dan fe la naturaleza de sus algas que como podemos apreciar ya distinguen a este biotopo de los descritos hasta ahora.
Una gran variedad de restos vegetales atestiguan la naturaleza de sus bosques y las fuertes tormentas llevan hasta el arroyo restos vegetales colonizados por musgos y hepáticas que se tornan temporalmente acuáticos y en las riberas prosperan hasta tapizar piedra por piedra.
En esta zona podemos observar pequeñas flechas que a gran velocidad atraviesan el agua hasta cobijarse bajo las piedras o ramas poniendo a prueba nuestra vista.
Son los alevines de trucha (En principio Oncorhynchus mykiss, tal vez Salmo trutta? Tengo tan solo la sospecha…) que a modo de guardería en este refugio pasan su primera etapa. Imposible fotografiarlos…
Coinciden estratos de areniscas entre las calizas dominantes que proporcionan gran cantidad de arcillas rojas. Es un paisaje similar al de los nacimientos del Fluviá con la diferencia de una alta presencia de arcillas, ausencia de terrazas o casi y unos desniveles importantes y constantes hasta llegar al fondo del valle que transcurre hasta alcanzar las coladas basálticas poco antes de verter al Fluviá.
Los arroyos se integran en profundos valles de laderas empinadas y se hacen muy presentes los taludes de aluviones esta vez de naturaleza arcillosa.
Una gran producción forestal cede cantidad de residuos en forma de hojas, ramas y troncos que merced a las fuertes pendientes se ven acumulados en el arroyo.
Las fuertes avenidas provocadas por frecuentes tormentas los arrastran hasta topar con alguna barrera, generalmente árboles y rocas de ribera.
A partir de ese momento, ya empiezan a acumular sedimentos hasta formar una playa central de arcilla, guijarros y restos de hojas.
Estas presas naturales pueden perdurar en el tiempo lo suficiente, renovándose indefinidamente los materiales que las componen, tanto como para ahogar las raíces de los árboles más próximos hasta hacerlos desaparecer y formando una poza de poca profundidad pero muy estable.
Un biotopo local que ahora tendrá su dosis de sol diaria al perder parte de la cubierta forestal. Algo que se aprecia en el sustrato arcilloso y salpicado de guijarros: Aparecen puntualmente las algas que sirven de alimento a invertebrados, peces y larvas de anfibios.
Y es en sus riberas donde se acumulan los troncos formando un complejo entramado en el que se cobijan tanto peces como renacuajos (Negros Bufo bufo y el más grande Alytes obstetricans, sapo partero).
La zona profunda presenta menos troncos y raíces debido a la caída del agua y sin embargo acumula multitud de hojarasca en descomposición en los márgenes. Por aquí nadan a sus anchas los barbos de montaña y alguna trucha.
…o bajo permanente penumbra
Dejamos atrás la poza y sorpresa! Se nos hace casi de noche…
De nuevo hace acto de presencia una formidable cubierta forestal que impide pasar la luz.
Hemos de esperar unos segundos si queremos observar con detalle el nuevo paisaje que se nos presenta:
Un cambio radical a tan solo unos metros de distancia que dejaría perplejo a cualquiera. Desaparece la luz y con ella el color. Un biotopo “en blanco y negro” salpicado de coloridas briznas y restos vegetales en el que no hay cabida para las algas (Apenas diatomeas aparentes, a falta de nitratos que las alimenten) y en el que una fina capa de biofilm acumulando polvo lo cubre todo.
Con el fin de reflejar el contraste, me he querido centrar en una zona rápida (Casi todo el curso de St. Ponç lo es). Y estando en el lugar, tras disparar las primeras fotos y disponerme a visionarlas asisto perplejo a unas escenas que todo acuarista conoce bien. Una biocenosis, clima, luz y latitud tan diferentes en un paisaje tan familiar!
Supongo que la mayoría de vosotros coincidirá conmigo en la tremenda similitud que guardan estas imágenes del prepirineo con los grandes lagos del Rift…:
Este es el motivo por el que le doy tanta importancia a la geología como componente fundamental de la mayoría de biotopos.
Estas imágenes son hasta ahora, tal vez por inhóspitas, las que más familiares me han resultado como acuarista…
Un paisaje “árido” en el que podemos encontrar algún renacuajo y caracol despistados royendo algo de biofilm, alevines de paso y poco más como contraste a pocos metros de distancia de las zonas iluminadas rebosantes de vida.
Pero nos reserva alguna sorpresa todavía… Hace tiempo que os quiero presentar debidamente a este “personaje”:
Bastante fotofóbico, terriblemente críptico, dando muestra de un camuflaje soberbio y muy intolerante a las altas temperaturas. Aquí un tritón pirenaico (Calotriton (Euproctus) asper).
Llegó de Asia hace mucho tiempo para quedarse. Las cosas se le complicaron cuando finalizó la última glaciación quedando relegado al Pirineo y el macizo del Montseny donde lleva oculto el suficiente tiempo como para haber generado dos especies, una de ellas recientemente descubierta (Calotriton arnoldi, Montseny). Es comprensible que soporte tan mal el calor (Como el que escribe, todo sea dicho…)
Transcurre el valle en relativa calma
Como en tantas ocasiones hemos descrito ya, tras superar los desniveles de su tramo más alto, llega al fondo del valle. Pendientes suaves en zonas fuertemente insoladas en las que aparecen los cultivos que tan solo ceden el bosque de ribera como testimonio de los frondes que un día tapizaron la planicie… Aquí ya aparecerán algunas especies de árboles introducidas o de uso agrícola ya asilvestradas.
Poco comentaremos de este paisaje repetitivo aunque hermoso y que todavía goza de una estupenda salud.
Sobre el predominio calcáreo, multitud de arroyos como el descrito anteriormente se van añadiendo a la riera de Biaña que pese a ver aumentado su caudal, es testigo de la temporalidad de su régimen pluvial y de nuevo observaremos los contrastes arriba descritos aunque con algunos cambios como es la ausencia de arcillas, valga como ejemplo la riera de Santa Llúcia, tributaria de la de Biaña y con confluencia en pleno centro del valle.
Destacan las caducifolias, que sacudidas por los vientos de otoño descargan todo su follaje modificando el paisaje drásticamente y alimentando las aguas cuyo contenido en nutrientes empieza a evidenciarse.
Pese a la gran carga vegetal, las aguas aún permanecen cristalinas sobretodo durante las crecidas como muestra la imagen que quiero comentar porque pone en evidencia una característica propia de estos tramos.
Especies vegetales terrestres oportunistas como las cespitosas sobreviven y hasta prosperan gracias a la abundancia de agua que hace desbordar el arroyo (Arriba der. de esta imagen)
Otras palustres temporalmente emergidas como Fontinalis antipyretica (Primer plano) aquí son las dominantes y sus largos frondes saneados dan fe de ello.
Y como contraste, en segundo plano un lecho “árido” carente de algas que hace tan solo unas horas se mantenía seco…
Y es un poco más abajo, en las zonas fuertemente insoladas donde ya se manifiesta un cambio en el color del agua. Empezamos a perder visibilidad merced a los tonos turquesa, fruto de la coincidencia de nutrientes en la columna de unas aguas duras y alcalinas: Aparecen el fitoplancton…
… y el impacto de la presencia humana, en este caso en forma de baldosín (Centro de la imagen).
De nuevo, el basalto
Nos aproximamos a la confluencia de la riera de Biaña en el Fluviá y lo vamos a hacer a lo grande aunque ya os prevengo de que este hermoso tema no tiene un final tan feliz…
El cauce parece excavar súbitamente el terreno y el paisaje se transforma de nuevo de un modo formidable: Hemos llegado a las coladas de St. Joan les Fonts. Unos barrancos de hasta veinte metros de altura de duras columnas de basalto que persisten a la erosión del río y le aportan materiales volcánicos que se mezclan de nuevo con los calcáreos.
Unas fisuras que fruto de la fractura de la colada dan lugar a la liberación de la freática y suponen la aparición de innumerables fuentes cuya formación así como su impacto en el paisaje subacuático ya describimos en el Tramo alto: Entre volcanes.
En el 2013 algunos vecinos se sobresaltaron con un temblor (Yo no noté nada…). Grandes bloques de basalto se desprendieron de la colada, cayeron, se fragmentaron y desviaron el cauce unos metros sin mayores consecuencias, un pequeño acontecimiento que pone de manifiesto un paisaje en movimiento:
La Vall de Bianya bajo el agua en vídeos
Decíamos que una imagen vale mas que mil palabras, hasta que llegó el vídeo. Vamos a recorrer los diversos biotopos de este hermoso valle y lo haremos como siempre, bajo el agua. Desde las pequeñas torrenteras que alimentan los curso altos, pasando por los rápidos, las pozas iluminadas (Fóticas) y en permanente penumbra (Afóticas), los remansos y por fin la propia riera. En aquellos casos en los que aparezcan especies con estatus vulnerable o crítico eludiremos la ubicación. Se trata de pequeños cursos secundarios, hay cientos de ellos y tan solo unos pocos les dan todavía cobijo. Aconsejo verlo en HD:
La Vall de Bianya II
Los pequeños arroyos secundarios abundan pero tan solo alguno conserva todavía su fauna primigenia:
La Vall de Bianya III
Se trata de la confluencia del tributario Ridaura, fuertemente contaminado con partículas en suspensión procedentes de la depuradora. Algo que aprovecha la fauna piscícola para alimentarse, alcanzando aquí una gran densidad de población. Este 2018 ha sido un gran año cargado de precipitaciones que han permitido la supervivencia de multitud de alevines y sobretodo, como veremos en el vídeo, un desarrollo récord para estas fechas:
Visita el canal de Youtube de Zootecnia Doméstica >
La nota negra (Bueno, verdeazulada…)
Decía que este bonito tema no acababa del todo bien… Hubiera preferido ahorrarme esta descripción pero hubiera hecho un flaco favor al rigor. A estas alturas la riera de Biaña recibe al Ridaura. Un torrente de marcada temporalidad que procede del hermoso valle que le da nombre (Contiguo a La Vall d´en Bas) y cuyas aguas aquí poco tienen que ver con lo que fueron 200m. más arriba.
Un cambio radical se hace patente en la confluencia del Ridaura a la riera de Biaña y es que aparece un tapiz de algas filamentosas cuyas “barbas” pueden prolongarse hasta el metro de longitud y cuyo lecho se ve salpicado de manchas azuladas (Cianobacteria) que ya empiezan a biodegradar el exceso de nutrientes.
Imagen: Riera de Biaña a su paso por La Caña (La Canya). Con una profundidad de unos escasos 40Cm, la turbidez tan solo permite apreciar las grandes rocas.
Un fuerte olor a detergente se hace patente durante todo el año extendiéndose kilómetros abajo hasta llegar a Castellfollit de la Roca y tan solo mitigado ocasionalmente durante las crecidas puntuales.
Si remontamos tan solo 200m. el Ridaura encontramos el punto de inflexión: La depuradora de Olot.
Donde podemos constatar una presencia irregular de barbos de montaña (Barbus meridionalis) cuya ausencia coincide con las temporadas de aumento de la tensión superficial del agua que da lugar a la aparición de espumas.
Tengo que dejar clara una cosa: No voy a poner en duda la correcta depuración de las aguas respecto a las directrices marcadas por las instituciones competentes pues carezco de formación e información al respecto, pero aún de ser así y cumplir con la legislación vigente, si que me veo en condiciones de exponer aquí una serie de evidencias que cualquiera puede constatar (Mayo del 2014):
-Una pérdida de biodiversidad apreciable: Alteraciones temporales (No las propias estacionales) en la fauna bentónica en detrimento de tricópteros (Frigáneas) y efemerópteros (Efímeras) y a favor de los hirudíneos (Sanguijuelas pero cuidado, tal vez sean explosiones naturales) y tubífidos (Tubifex tubifex, estos si son reconocidos bioindicadores de una fuerte carga de nutrientes, aunque aparezcan colonias tan solo puntualmente y coincidiendo con la retirada de la fauna piscícola comensal).
A fecha de 08/07/14, no observé un solo ejemplar de tricóptero y efemeróptero en estado larval. No parece afectar a las anátidas que se siguen reproduciendo.
-Una marcada acumulación de lodos que se compactan hasta metanizar el sustrato, impidiendo el traslado de áridos y por tanto el saneamiento del bentos.
-Un aumento de la tensión superficial que favorece la formación de espumas.
-Una clara y súbita pérdida de visibilidad (Opacidad del agua)
-Un cambio radical del paisaje subacuático a partir de este mismo punto en el que la presencia de algas filamentosas verdes, incrustantes rojas y cianobacteria lo cubren todo:
-Un fuerte olor a detergente en todo el cauce y a lo largo de varios kilómetros, tras haber llegado ya al Fluviá.
Afortunadamente, los sucesivos aportes de la riera de La Vall del Bac, el Llierca, etc.. mas la alta presencia de algas del cauce del Fluviá, parecen ser suficientes como para asumir la carga de nutrientes dando fe de ello algunas especies indicadoras que aparecen río abajo como Atyaephyra desmarestii (Represa de Seriñá (Serinyà)) intolerantes tanto a desechos nitrogenados como metales. Es entonces una situación preocupante como para prestarle tanta atención?:
Incido en este tema de cara a la próxima inauguración de la nueva planta de lixiviados que asistirá al nuevo matadero (Uno de los más grandes de Europa), complementaria al también nuevo centro de lavado de camiones de transporte de ganado y anexa a la depuradora, que a su vez limita con una planta de compostaje vecina de la planta de reciclaje comarcal (Punto verde). Todas ellas infraestructuras necesarias (Por no decir imprescindibles), pero todas ellas en menos de un kilómetro cuadrado…
Espero, deseo y confío en que se tome en serio el asunto y que las nuevas instalaciones además de “conforme a normativa”, sean funcionales… De ese modo, la riera de Biaña (Bianya) dejará de ser el actual refugio de seguridad en el que las circunstancias lo han convertido. Pero sobretodo, se evitará que pueda verse afectado en mayor o menor medida el 70% del cauce restante del Fluviá.
Situación:
Nace en (Carezco de datos)
Confluye en el tramo alto del Fluviá, término municipal de St. Joan les Fonts.
Mapa situación (Estás en Af3)
Cartografía ICC
Textos: RCG Zootecniadomestica Der. Res.
Imágenes: RCG Zootecniadomestica CCBYSA4.0
Infografías: RCG Zootecniadomestica Der. Res.
Vídeos: RCG Zootecniadomestica Der. Res.
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