Tramo bajo
El tramo bajo del río
El tramo o curso bajo es el último del río antes de desembocar al mar. Se caracteriza por poseer una cuenca muy amplia, un desnivel muy bajo y a diferencia de los anteriores:
– Presenta un caudal mayor pero lento.
– Predomina la sedimentación más que el arrastre de materiales que solo se produce durante las crecidas.
– No existe un talud de ribera aparente pues esta se suaviza hasta el punto de confundirse con la vegetación terrestre.
– La cuenca permanentemente inundada puede triplicarse en caso de riada y esto determina tanto el bosque de galería como las especies que pueblan la zona.
Como ya hemos comentado anteriormente, en esta zona la eutrofia suele hacerse evidente disminuyendo la visibilidad a causa de un aumento de nutrientes y disminución de la concentración de oxígeno. A esto añadir que su lento caudal y baja cota de altura proporcionan un aumento de la temperatura. En estas zonas contrastan la acumulación de lodos en zonas profundas y de cantos y rocas que a menudo sobresalen del agua acumulados por las crecidas.
Es un medio muy productivo pero sometido a las limitaciones propias de las altas temperaturas, escasez de oxígeno y en nuestro caso el aumento de parámetros como la dureza y el pH del agua que, a partir de cierto punto comienza ya a salinizarse…
Aparecerán macrófitas acuáticas en gran número y cierta diversidad, cosa que hasta ahora no se hacía patente. Comunidades nuevas de plantas flotantes, bulbosas como los nenúfares, infestantes de crecimiento rápido y efecto purificador crearán grandes masas que darán cobijo a multitud de organismos cuyas comunidades se irán alterando conforme se salinice el agua llegando a aparecer las macroalgas (Hasta ahora tan solo conocíamos a la omnipresente Chara sp.)
Como anticipo, una muestra de la comunidad vegetal del meandro derecho del Fluviá: Nymphaea alba (Nenúfar), Ceratophyllum demersum, Myriophyllum verticillatum, así como diversas Potamogeton (P. pectinatus de nuevo). Todo un vergel en cuanto a diversidad de macrófitas y que ya se hacía esperar desde que iniciamos nuestro viaje a mil metros de altura…
Muchos cambios como veremos, que finalmente incluirán a los organismos salobres y por tanto una drástica transformación del paisaje conforme nos acerquemos a la desembocadura.
Tramo bajo del Fluviá
Entramos en materia. Vamos a tratar el tramo bajo centrándonos en los tres puntos que me han parecido más representativos y como veremos, muy diferentes. Empezaremos por el Fluviá a su paso por St. Pere Pescador. Junto a este mismo punto, visitaremos los antiguos meandros del Fluviá, vestigios ahora incomunicados del río que presentan unas características muy interesantes y de gran valor ecológico. Y por último iremos a la desembocadura donde finalizará nuestro viaje.
En la imagen (Propiedad de ICC, al igual que la marquesina), el asterisco izquierdo corresponde a St. Pere Pescador y destacaremos el tramo medio y los meandros, separadamente. En el derecho pues eso, la desembocadura. Para situarte, clica aquí.
St. Pere Pescador
Brevemente, vamos a ver que aspecto presenta nuestro río en su tramo bajo y antes de salinizarse. Aquí todavía los paisajes subacuáticos resultan familiares y muy similares a los que presentábamos en la Represa de Seriñá (Serinyà) aunque el cauce se ha hecho muy amplio y sin intervención humana, apreciaremos una mayor vegetación tanto ribereña como acuática y aparecerán otras especies tanto animales como vegetales.
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Los meandros del Fluviá
Son el último testimonio de lo que fue el curso del Fluviá en otro tiempo. Han quedado aislados y escondidos entre un tremendo bosque de galería formando un ecosistema propio de gran diversidad y valor ecológico que aún hoy va compartiendo sus especies gracias al trasiego de las aves, mamíferos e insectos. Debiéramos tratarlos como los estanques que actualmente son pero no debemos perder de vista que puntualmente y en caso de grandes crecidas, una eventual inundación los hará formar parte del río. Es por ello que los incluyo aquí. Unos delicados parajes de una belleza extraordinaria…
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La desembocadura
Esto se acaba! Al menos el transcurso del cauce principal del Fluviá aunque nos quedan los afluentes, estanques y el lago de Bañolas (Banyoles). Vamos a presenciar aquí la más radical transformación del paisaje subacuático del río. Aparecen la sal, la arena, los organismos salobres y marinos y esto incluye tanto a peces como invertebrados y algas. Junto a la vegetación ribereña conocida irán asentándose los vegetales halófilos (Tolerantes a la sal) formando comunidades aparentemente similares en aspecto que darán cobijo a especies totalmente distintas. Por si no fuese suficiente, hasta el sentido del río se invertirá en función de las mareas aportando agua salada ahora, dulce después… De locos.
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Vaya, esto es todo? No exactamente, entre otras cosas queda el tintero una selección que comprende a los seis afluentes principales… Volvemos a remontar para sumergirnos uno a uno en sus tributarios en los que los contrastes estarán a la orden del día.
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