Eublepharis nominal y albinos

Un poquito de genética

Un poquito de genética

 

NOTA: En este caso, dada la extensión de la primera parte, no la copiaré aquí. Por tanto si no entendéis lo que aquí tratamos, por favor echad un vistazo al tema “Genética de andar por casa“. 

 

Hace unos treinta años era impensable hablar de razas seleccionadas artificialmente en lo que a reptiles respecta aunque en la práctica ya se venía haciendo por mero descarte en las granjas de cría de cocodrilos y tortuguitas de Florida. Ha sido durante estas últimas décadas que este tema se ha hecho patente en las especies más comunes como si de orquídeas o perros se tratase. Albinismo, melanismo, hipomelanismo, refuerzo de uno u otro color, con o sin patrón… Hoy por hoy, podemos decir que existen centenares de variedades de Eublepharis macularius, Pantherophis guttata, Python regius o Pogona vitticeps… entre otros.

En materia de técnicas de selección y cría, el caso de los reptiles no se diferencia del resto de organismos. Aquí de nuevo, lejos de ser rigurosos, trataré de explicar con un sencillo ejemplo y sin extenderme, la aplicación de las leyes de Mendel aplicadas a una de las mascotas más comunes de terrario. Tan solo trataremos un caso muy frecuente cuyos mecanismos ya “describimos” en la primera parte de este tema. En definitiva, este artículo solo pretenderá desvelarnos el significado de la famosa palabra “het” que acompaña a muchas de nuestras mascotas. Vamos allá:

 

FIJAR EL ALBINISMO EN Eublepharis macularius:

 

No explicaremos aquí lo que es el albinismo. Tan solo nos interesa saber que esta alteración que afecta a la pigmentación (Entre otras cosas) tiene su fundamento en los genes. Una comparativa:

Eublepharis nominal y albinos

 

Dos fotografías, dos casos. Misma especie, diferentes razas y además, el caso que nos interesa, la presencia del albinismo. Primera foto: Eublepharis macularius nominat (Nominal. Hace referencia a la variedad salvaje, de origen, original. Foto: Matt Reinbold. CCBYSA2.0.). Segunda foto: Varias variedades de cría (Al menos dos) de Eublepharis macularius en origen albinos. (Foto: J. W. Connelly. DP).

 

Pretendemos fijar el factor del albinismo en nuestro grupo de cría. Para ello pasaremos directamente a la práctica empezando por los primeros casos:

E. macularius nominat + E. macularius nominat:

Nominal + nominal: Nominal

 

Está claro. Si los ejemplares fuesen salvajes y por tanto su ascendencia también lo fuera: Salvaje mas salvaje: Salvaje. Sospecho que hoy día en cautividad se encuentren muy pocos ejemplares nominales puros… ya aparecían sorpresas hace doce años en la descendencia de ejemplares “supuestamente” puros.

E. macularius albino + E. macularius albino:

Albino + albino: Albino

 

También está claro: Albino mas albino, descendencia albina pues el gen del albinismo es dominante. (Foto: Eublepharis macularius variedad “Blizzard”. Hirvenkurpa. CCBYSA 3.0).

 

E. macularius nominat + E. macularius albino:

Nominal + albino: Heterocigótico

 

Bueno, llegamos al “kit” de la cuestión. Ahora hacemos criar un ejemplar nominal con un albino y aparece la famosa definición “het”. Significa heterocigótico y aunque su aspecto es el de un nominal, de modo inapreciable contiene en sus genes el factor del albinismo. Ahora bien, entonces: Qué hemos avanzado? Vamos a verlo enseguida:

 

E. macularius albino + E. macularius “het”:

Albino + heterocigótico

 

Ya tenemos descendencia albina al cruzar un albino con un heterocigótico del gen albino. Concretamente el resultado rondará un porcentaje de 50% nuevos heterocigóticos y 50% albinos (A grandes rasgos, claro). Por tanto, si tan solo disponemos de un ejemplar albino y un nominal hay que hacerlos criar, para posteriormente y alcanzada la madurez, coger a cualquiera de las crías y hacerla reproducirse con su padre o madre albino (Retrocruce). También tenemos otra alternativa, cruzando entre hermanos, todos heterocigóticos:

 

E. macularius “het” + E. macularius “het”:

Heterocigótico + heterocigótico

 

Bien, esto se diversifica pero no hay que asustarse. Si hacemos criar a dos heterocigóticos del gen del albinismo, la mitad serán como sus padres: Heterocigóticos. La cuarta parte nominales y la cuarta restante serán albinos. Problema: Cómo diferenciamos los “het” de los nominales? No se puede… De aquí deriva a menudo el hecho de que nos vendan un ejemplar heterocigótico de “X” y resulte no serlo…

Otro problema, en este caso estadístico, es el hecho de que una hembra de esta especie pone entre 4 y 8 veces al año una media de dos huevos por puesta. Hablamos de unas 8-16 crías y esto desvirtúa las probabilidades que hemos comentado aquí al quedar reducidas a tan pocos ejemplares (Aunque cabe decir que con una sola fecundación, una hembra de Eublepharis puede producir diferentes puestas consecutivas).

Pues del mismo modo que hemos tratado concretamente el albinismo, podemos tratar todos los demás casos y variables como las razas de selección y cría ateniéndonos eso sí, a que los factores sean dominantes o recesivos.

El gen que transmite la instrucción que aporta el albinismo es de naturaleza dominante. Es decir, predomina estadísticamente sobre otros factores. Muchos genes que configuran el aspecto de una variedad (Dejando a un lado ahora el albinismo) son de naturaleza recesiva y es por ello que a largo plazo y sin seleccionar, todos los “eubles” criando a su libre albedrío en un mismo terrario acabarán siendo nominales, apareciendo muy de tanto en tanto algún ejemplar con las características de las razas con las que se empezó. Si alguien tenía curiosidad por saber porqué en su estanque ya hace años que los carpines nacen marrones o las cherris de su acuario pasaron del rojo al marrón…

Un ejemplo: Tienes un grupo de cría desde hace años y un buen día encuentras en la incubadora un “euble” con un patrón aberrante y llamativo. Se desarrolla y no presenta mayor anomalía. Suponiendo que esta alteración haya quedado fijada en su material genético desde que el embrión fue concebido y suponiendo también que el animal sea fértil y el factor “patrón aberrante” fuese dominante (O no, pero siendo recesivo tardarías más generaciones en fijarlo), mediante este procedimiento que hemos descrito podrías llegar a un grupo de cría de “patrón aberrante”. Ahora bien (Hago copia y reedito):

 

Algunas consideraciones a tener en cuenta:

 

Todo esto está muy bien pero es bien sabido que si nos volvemos locos entrecruzando padres e hijos, hermanos con hermanos, etc… la consanguinidad se encargará de debilitar la raza en muy pocas generaciones y nos encontraremos con enanismo, descenso del número de crías, atrofias, esterilidad, etc…

La solución? El intercambio de ejemplares con aficionados de confianza (La palabra mágica) que aportará “sangre nueva” a nuestras líneas, renovando el mapa genético y reforzando (Vigorizando) la raza, minimizará el deterioro.

Este es el principal problema que plantea la selección y cría, el desconocimiento absoluto que tenemos de la genealogía, es decir quienes fueron los padres, abuelos, tatarabuelos, etc.. de nuestros ejemplares que con toda la ilusión acabamos de conseguir. Ya me tuve que encontrar criando Panterophis guttata, Eublepharis macularius, y demás reptiles (Casi todos típicos…) con la sorpresa de que en sus puestas nacían ejemplares albinos, melánicos, hipomelánicos y toda suerte de variedades… También con cíclidos (Peces) tanto africanos como americanos me llevé alguna sorpresa que otra: Alteraciones del color, de forma (“Balloon”, etc…), aletas en velo, etc… porque los reproductores eran heterocogóticos de uno u otro factores y no hay manera de saberlo!.

En los veinticinco años que han transcurrido desde que empecé con los cíclidos, he podido apreciar que, siempre en grandes tanques, la talla máxima de muchas especies (C. severum, Astronotus sp., C. managuense, T. meeki, etc…) se ha visto reducida. Paralelamente, en ofidios (Serpientes) tres cuartos de lo mismo con los géneros Lampropeltis sp., Elaphe sp., Panterophis sp., etc… y en saurios ya podemos apreciarlo en Physignathus sp., Phelsuma sp., Pogona sp., Tiliqua sp., etc…

Este es un dato que induce a la reflexión. Si somos capaces de apreciar alteraciones no buscadas en el fenotipo (Aspecto) tras muchas generaciones de selección, qué otras alteraciones se habrán producido en sus genes y no podemos ver? Porqué enfermedades ya olvidadas vuelven a hacerse fuertes sin haber abusado de los antibióticos (Resistencia)? Porqué ocurre lo mismo con los parásitos? Porqué las puestas y huevos son más pequeños en igualdad de condiciones en las variedades de “última generación”?. Es muy difícil separar los factores ambientales de la degradación o empobrecimiento genético y por ello averiguarlo no está al alcance de los aficionados y criadores.

Por último, otro problema serio que plantea la selección artificial, por la pérdida del material genético originario tras sucesivos cruces persiguiendo resultados “antinaturales”, es la consecuente pérdida de un argumento de peso que obraba en poder de los aficionados frente a los serios problemas ecológicos que sacuden nuestros ecosistemas. Son ya muchos los casos en los que una especie se extingue en su medio y se debe recurrir al “banco genético” que poseen el conjunto de aficionados y criadores para posteriores proyectos de reintroducción en el medio y aunque no sea todavía el caso (Que yo sepa), un Eublepharis albino, es un semáforo que indica: Cómeme! O un pez con aletas en velo que por sano y fuerte que sea, no alcanzará la velocidad de nado necesaria para esquivar su habitual depredador… Aunque el proceso puede ser reversible, solo lo es en parte porque gran cantidad de genes que determinan la supervivencia en estado natural e innecesarios para la vida en terrario, simplemente han desaparecido sin que tan solo lo sepamos.

 

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