Balsa de riego sin peces
Balsa de riego sin peces, paraíso de los anfibios
Son varios los casos en los que nuestra actividad beneficia a otras especies aunque el balance sea nefasto, obviamente. Comenzaremos a tratar los biotopos antropogénicos (De origen humano) con el que a mi parecer, mayor servicio está prestando a las comunidades acuáticas en recesión. De hecho, creo firmemente que de gestionarse debidamente el conjunto de balsas de riego de uso agrícola a lo largo de todo el territorio y en combinación con nuevos puntos de agua estratégicos para combatir el fuego, podríamos asegurar unas poblaciones sanas que además, en algunas zonas con alta actividad agropecuaria mantendrían una continuidad que favorecería la renovación genética: Un seguro de vida para multitud de organismos, un servicio a la agricultura y a la lucha contra los incendios forestales.
Dónde estamos?
Seguimos en la cuenca del río Fluviá pero esta vez no mantendremos contacto alguno (O casi) con su lecho.
Nos encontramos a unos 603 msnm., 400m. más altos que el lecho del Fluviá. En algún lugar del término municipal de Sant Joan Les Fonts (Garrotxa) y en esta ocasión no aportaré más datos sobre la localización por tratarse esta de una finca privada.
Imagen: Ortografía propiedad de ICC.
Por qué aquí?
Este es un caso especialmente representativo pues nace como respuesta a un frecuente problema en el medio rural y tiene suficiente tiempo como para mostrar su sorprendente evolución que además, he podido seguir de primera mano tras presenciar una traumática reforma integral. Va ser un artículo breve pero creo que interesante en el que voy a recurrir al truco cinematográfico del «flashback» (Analepsis), pues alteraré la secuencia cronológica con el fin de completar el ciclo de vida de una balsa abandonada a su suerte.
Se plantea un problema…
Tenemos una masía en la zona más elevada de una sierra que flanquea un pequeño valle. No dispone de conexión a la red de agua corriente pues dista varios kilómetros del núcleo urbano más próximo. Dispone eso sí de un pozo. Actualmente también está conectada a la red eléctrica aunque hasta hace poco no fue así.
Se hizo necesaria por tanto la construcción de un depósito de agua potable y una balsa de riego. Como no se disponía de electricidad y hacer traer gasolina para bombear era un engorro, pues se instaló un molino de viento:
El agua extraída se almacena en el depósito y el excedente decanta sobre la balsa, así de fácil. La balsa ya está llena? Tras una reforma allá por el 2008, un rebosador la envía a otra pequeña balsa contigua cuya utilidad original desconozco (Tal vez ornamental) pero de gran valor a efectos ecológicos y recoge también las aguas de escorrentía superficial, ya comentaremos:
Bien, tenemos un molino autosuficiente que cuando sopla el viento, bombea agua de un pozo alimentando en segundo término una balsa de riego que se usa principalmente para alimentar los abrevaderos de ganado.
Año 2014 (Finalizando el invierno)
Vamos a empezar por la historia reciente. Hace algo más de dos años me volví a pasar por aquí y vi que habían restaurado la balsa revistiéndola, reparando los márgenes y dragando todos los sedimentos (Un palmo de lodo mínimo, en la zona central y noreste hasta medio metro) y claro, quedó inmaculada pero estéril. Tanto es así que a sus propietarios les debió dar lástima y plantaron unos nenúfares en grandes tiestos de plástico. No los lastraron y las macetas flotaban. Único lugar en el que los anfibios podían realizar la puesta y por tanto, solicitadísimo…
Hembra de Lissotriton helveticus (Tritón palmeado) realizando la puesta, bueno intentándolo…
Hembra de Triturus marmoratus (Tritón jaspeado) realizando la puesta:
Puesta de (Creo) Hyla meridionalis (Ranita de San Antonio):
En definitiva, una balsa inmaculada «a estrenar» con tan solo dos macetas flotantes de nenúfares como flora…
En aquel momento tuve serias dudas sobre el futuro de la balsa a nivel ecológico pues semejante trabajo de mantenimiento y restauración tal vez haría pensar a la propiedad sobre lo necesario que sería una rutina de «mantenimiento» o «limpieza» regular para evitar la formación de limos y el crecimiento de algas (Chara vulgaris) que dificultasen la admisión de los colectores de agua… Vamos que pensé que sería eternamente estéril y los anfibios habrían perdido su lugar de puesta.
Hoy, dos años más tarde (Mayo 2016):
Dos años después, aprovechando mis festivos en día laborable, he vuelto por fin deseando que los propietarios no dispusieran de tiempo para tales tareas con la esperanza de encontrarme una charca en plena madurez y eureka:
Zonas de aguas abiertas: Potamogeton sp. en plena fotosíntesis (Observad las columnas de burbujas), que por arte de magia se abre camino pese a una capa de sustrato de tan solo 20mm (Unos 10mm / año en este caso). Y no es la única. Juraría que esto es Potamogeton pectinatus en un biotopo léntico (De aguas quietas). La primera vez que lo veo:
(CORRECCIÓN. El compañero «Badis» me comenta: -«Podría tratarse de P. trichoides o P. berchtoldii , también de sistemas lénticos y citada en varios puntos de Cataluña.»-)
Pero es que si bajamos un poco más:
De nuevo vuelve a aparecer la Chara vulgaris que está formando macizos por doquier y que en algunas zonas ya alcanzan el metro de espesor. Una imagen que por si misma nos muestra todo el espacio disponible por colonizar.
Pasamos al otro extremo del estanque, que sin duda recibe una mayor insolación y permite a la chara desarrollarse a un ritmo imparable:
Alcanzando ya la superficie cuando todavía existen zonas sin vegetación. (NOTA: Los troncos que caen al agua no vienen curados…)
Y que fue de aquellas tristes macetas con nenúfares?
Pues nada, que las macetas siguen flotando! Solo que un batallón de estolones a modo de avanzadilla llevan ya dos años intentando conquistar aún sin éxito el pobre e insuficiente lecho y las hojas ya cubren unos cuantos metros cuadrados:
Y toda esa nube de puntos? Cabe destacar que por algún motivo que desconozco (Fotofobia?) en esta zona sur prospera el zooplancton en cantidades industriales: Dafnias, cyclops, hidrácnidos (De un rojo espectacular), etc… Un menú de primera para las larvas de urodelos! Por cierto, qué ha sido de aquellos tritones durante estos dos años de «ciclado»?
Pues aunque todavía añoren un poco más de barro entre el que buscar gusanos, ahí andan haciendo cosas de tritones:
Y pasamos a comentar el pequeño estanque anexo al rebosador:
Ruego disculpéis la calidad de las imágenes, el «split» (Imagen anfibia) fue imposible y mañana me va a doler todo el cuerpo… Tampoco hubiera servido de mucho porque esta es la zona con menor aporte de agua y la densidad de zooplancton es brutal:
Con todo, hasta los caracoles se abren camino (Physa sp.?):
Imposible sacar el «agua clara» pero conviene saber que este rebosador es el refugio de seguridad y vía natural de escape de los anfibios acabados de metamorfosear a la vez de la zona «vip» de la Pelophylax sp. Un pequeño vídeo:
Un poco de historia para predecir el futuro
Mi primera visita fotográfica a este lugar fue allá por el 2004… Por aquel entonces ni soñaba con disponer de una cámara subacuática. Mis repetidos desmanes informáticos me han hecho perder las imágenes generales, habiendo conservado tan solo las archivadas. No obstante, en este momento resulta muy interesante observar al menos el sustrato ya próximo al colapso. Algunas zonas tan solo contaban ya con un palmo de agua y las más profundas, apenas medio metro.
La escorrentía superficial y los fuertes vientos que azotan este punto alto de la sierra, combinados con un bosque mixto mayoritariamente caducifolio, aportan constantemente restos vegetales al agua que acaban precipitando al fondo tras empaparse: Así se crea el bentos, el fondo o sustrato que aparece en estas imágenes tomadas eso sí, desde el exterior.
El estanque anexo dependiendo de la época del año mantenía una columna de 20 a 40 Cm, suficiente para que los nenúfares sobrevivieran junto con una población de grandes ejemplares de Pelophylax sp. En este caso, un juvenil casi maduro:
Pero de la poca documentación que conservo, destacaría las siguientes imágenes de la balsa propiamente dicha en las que podemos apreciar tanto la baja columna de agua como la naturaleza del sustrato que en parte, la provoca:
Cortejo de Lissotriton helveticus en febrero del 2005:
Ahora me río de como nos las ingeniamos ante la falta de medios pero bueno, a pesar de lo «cutre» de las imágenes, podemos apreciar a dos machos persiguiendo a una hembra grávida sobre un espeso lecho de hojas que empieza a colmatar la balsa. El camuflaje es excelente. Estos seguramente serían los abuelos de aquellos que hoy vuelven a poblar la balsa…
Y lo mismo con el tritón jaspeado (Triturus marmoratus), en este caso dos hembras grávidas que se afanan por envolver los huevos uno a uno entre las ramificaciones de la chara con apenas un palmo de agua:
Cuyo resultado pasados dos o tres meses es esta preciosidad:
Y si nos asombra la evolución de las tecnologías, en tan solo una década la resolución de las cámaras de los satélites han dado también un salto. Aquí otra muestra que pone de manifiesto la crisis que supuso la falta de mantenimiento del molino que ya oxidado requería de fuertes vientos para apenas bombear y cuyo chirrido se podía oír desde lejos… Esto supuso que la balsa se alimentase tan solo con el agua de lluvia:
Año 2006
Una gran masa de Chara sp. emerge en la zona central, allí donde los aluviones se han ido acumulando.
Año 2010
Una tremenda sequía que mató robles centenarios hace asomar una playa por falta de agua.
Año 2011
Sin molino, todo el este es una playa. El oeste, más profundo, es una masa de Chara sp. y Potamogeton sp.
De no repararse el molino y dragarse el suelo, probablemente los juncos y espadañas habrían colonizado rápidamente el sustrato húmedo emergente. En pocos años la balsa habría sido devorada por el medio terrestre.
Conclusiones:
Dejad que la naturaleza siga su curso al menos hasta que la balsa colmate (Se seque al emerger ya el sustrato), entonces será en invierno cuando convendrá dragarla.
Nunca introduzcáis un solo pez sea de la especie que sea, en una balsa de riego. De hecho, no debemos introducir nada pues ya aparecerá la vida por si misma.
Tan solo dos años ha necesitado esta balsa tras esterilizarse y volver a impermeabilizarse para mostrarse en casi todo su esplendor. En teoría, al ritmo de 10mm de sustrato por año (Esto tendré que constatarlo, espero), en solo tres años más aparecerán otras especies de macrófitas y los nenúfares serán temporalmente los reyes tras conseguir desarrollar tubérculos en el suelo, robar la luz ya desde la superficie y respirar tanto oxígeno como CO2 atmosférico a buen ritmo. Aunque en este caso se trate de un estanque natural, podemos apreciar el dominio de los nenúfares en este estanque (Lago de herradura, Fluviá) que ya comentamos en otro artículo así como el avance de la vegetación de ribera:
Eso es jugar con ventaja, pero no será siempre así pues llegará el día en que los juncos, espadañas y demás palustres emergidas reclamarán su sitio, acelerarán como nadie la formación del bentos aumentando el espesor del sustrato y la evaporación e invadirán la balsa hasta convertirla en un espeso humedal hasta al fin, secarla (Colmatación). Aquí podemos ver una balsa ya envejecida y próxima a desaparecer para dar lugar a un carrizal:
El año que viene o el otro, más…
Texto y fotos: RCG. Zootecnia Doméstica
Hola Ramón.
Acabo de leer y releer este artículo tuyo. Como siempre, chapó, una constancia y preservar digo de elogio. Documentando muy bien el desarrollo de una balsa. Tendría, como muy bien dices, que cundir el ejemplo y que se construyesen muchas más como medio de ayuda a la regeneración de anfibios, entre otra fauna. Tan castigados, tanto por la introducción de peces como por problemas de falta de hábitat idóneos para ellos.
Las imágenes son muy elocuentes, y de gran valor documental, en mi humilde opinión, y todo el conjunto, tanto en términos de texto como gráfico, es sumamente fácil de entender, y con suficiente amplitud. «Lo breve si bueno, dos veces bueno».
Gracias por seguir con tu proyecto Ramón.
Un saludo.
Gracias Juan Carlos.
Como ya comentaba, de programarse de forma estudiada la realización de nuevas balsas siempre en sintonía con los usos agrícolas y la defensa forestal contra incendios, se podrían crear cinturones o pasillos de seguridad que reforzaran la presencia de estas especies en serio peligro y permitieran el intercambio genético de las mismas. De sincronizarse con otros proyectos de reintroducción rigurosos (Respetando los rasgos filogenéticos de la zona, abstenerse aficionados como nosotros de coger aquí, dejar allá…), creo que aseguraríamos su permanencia indefinidamente.
Es una lástima que haya perdido las imágenes exteriores más antiguas. Pretendo volver cada febrero y septiembre de los próximos años con la esperanza de que no la limpien para documentar su maduración. Saludos!
Estupendo artículo. Sólo una corrección: la rana verde será una Pelophylax perezi (o tal vez Pelophylax kl. grafi), pero no una P. ridibunda.
Muchas gracias por la aclaración Carlos!